LA PARADOJA DEL RECONOCIMIENTO LABORAL

Durante mi trayectoria profesional he tenido la oportunidad de realizar gran cantidad de estudios de compromiso y clima laboral. Independientemente del instrumento o herramienta utilizada para llevarlos a cabo, en todos aparece el reconocimiento por hacer un buen trabajo como variable objeto de estudio; lo que nos indica –no hace falta ser gurú en la materia para darse cuenta de ello– que esta variable es de suma importancia.  Asimismo, existe gran cantidad de libros, artículos e investigaciones que ponen de manifiesto la relevancia de otorgar reconocimiento en el lugar de trabajo –en otro artículo compartiremos sobre esto-.

No obstante la información disponible y el entendimiento que se tiene al respecto, resulta paradójico que esta variable sea una de las mayores oportunidades para líderes y gerentes, para muestra un botón:

  • Según análisis de Gallup, no más de un tercio de las y los trabajadores en el mundo están totalmente de acuerdo en que su empresa reconoce los logros del equipo.
  • En estudios de clima laboral realizados por Concordia, encontramos que, en promedio, 25% de las y los trabajadores dice que es reconocido y felicitado cuando realiza un buen trabajo.
  • En el caso de los estudios de compromiso laboral analizados por Concordia, vemos que la calificación asignada al reconocimiento frecuente por hacer un trabajo bien hecho es, en promedio, de 3.1 puntos de 5.

Al ver estos resultados, recordé una frase del filósofo alemán Jürgen Habermas: “hacemos aquello de lo que estamos convencidos, de manera que, si no lo hacemos es que aún no estamos convencidos”, ¿será que algo parecido está sucediendo con relación al reconocimiento en el lugar de trabajo?

Más allá de profundizar acerca del reconocimiento –ya habrá oportunidad para hacerlo– se desencadenaron en mí algunas preguntas que considero podemos plantearnos a modo de reflexión y para ampliar la mirada con respecto a esta temática:

  • ¿Qué entiendo por reconocimiento?
  • ¿Qué significa para mi el reconocimiento?
  • ¿Qué sentir intimo se desencadena en mí cuando otorgo o no reconocimiento?
  • ¿Me gusta que me reconozcan el trabajo bien hecho? Si me gusta ser reconocido o reconocida, ¿cómo me gusta que sea el reconocimiento?
  • ¿Es fácil para mi otorgar reconocimiento? ¿qué criterios considero importantes para otorgarlo o no? ¿cuándo es propicio para mi otorgar reconocimiento?
  • ¿Cómo concibo el reconocimiento? Como una estrategia o técnica para motivar, comprometer a las personas en el lugar de trabajo e influir en los resultados; como una forma de hacer notar genuinamente el aporte que hace la persona al logro de los objetivos o como algo importante y necesario que es preciso hacer.
  • ¿Cuál es mi experiencia con el reconocimiento? ¿es mi experiencia la que me ha determinado para otorgarlo o no?
  • ¿Qué surge en mí cuando una persona tiene algún logro? ¿en qué hacer o acción se ve reflejado ese sentir?
  • En mi empresa, ¿el reconocimiento es parte de la dinámica relacional cotidiana?
  • ¿Qué surge en mí después de plantarme estas preguntas?

Conocer el ABC del reconocimiento, la conveniencia de otorgarlo, cuándo, a quién, bajo qué criterios, e incluso conocer las técnicas para ello, es muy importante; pero me parece más significativo y revelador, conocer el propio sentir intimo con respecto a esta variable, considerada en el mundo empresarial como indispensable para el compromiso y el desempeño. Con suerte y esta ampliación de mirada genere una nueva y genuina concepción del reconocimiento laboral.